lunes, 17 de mayo de 2010

CRITICAS Y COMENTARIOS

De entre toda nuestra experiencia elijamos cualquier ejemplo o prototipo de "buen hombre", "hombre íntegro", "hombre cabal" y veamos si los calificativos de bueno, íntegro o cabal son consecuencia de que ha obrado siguiendo todos sus impulsos o inclinaciones naturales, de que ha actuado con absoluta libertad y que no ha tenido restricciones de ningún tipo. La verdad es que este calificativo se le otorga a la persona disciplinada, que reconoce y acepta el valor de las normas, que actúa libre, pero también responsablemente.

Habría otra manera muy objetiva de probar esta hipótesis de Rogers. Consistiría en dejar a nuestros hijos o a nuestros alumnos hacer lo que quieran. Que sigan sus impulsos naturales. No se deben corregir. No se les oriente. ¿Podemos esperar que ellos se eduquen por sí mismos?

Otra observación más. Se han dado algunas experiencias educativas sobre esta línea y, desde luego, surgen las lógicas interrogantes sobre sus resultados. ¿Dónde están las generaciones de "hombres de funcionamiento cabal" formados en las "escuelas de la libertad"?, (como en el ensayo de Summerhill) ¿Dónde están los líderes, los sabios, o al menos los buenos hombres y buenos ciudadanos que destaquen por sus hechos? Se supone que ellos tuvieron la oportunidad de "actualizar sus tendencias", casi en ausencia de restricciones.

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